(Escrito en junio de 2017)
La política chilena ha sido influenciada por el recorrido político
de su padre, el general de brigada aérea Alberto Bachelet, un militar de ideas
liberales, que luego de un golpe de estado de Augusto Pinochet en el año 1973,
fue detenido y torturado hasta la muerte.
Foto: Maria Candelaria Lagos/Colprensa |
Su infancia fue difícil por eso fue a vivir con su familia en
Estados Unidos alrededor de 1962 donde terminó el colegio e ingresó a la
Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en 1970.
Simultáneamente inició a militar en la Juventud Socialista para
apoyar la “Revolución a la chilena” durante los días de gobierno de la Unidad
Popular (UP), que contrarrestaba el boicot de sectores en la derecha bajo la
gestión de Salvador Allende.
Cuando estudiaba en la universidad fue testigo del asalto militar
al Palacio de la Moneda en el que se derrocó a Allende, el mismo día que el general
Alberto Bachelet fue acusado de traición a la patria.
En el año 1975, ella y su madre, Ángela Jeria, fueron arrestadas
por dos agentes de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) y las llevaron
a Villa Grimaldi, allí fueron torturadas.
Luego de varias semanas, recuperaron su libertad, fueron
exiliadas en Australia, se reunieron con su hermano Alberto y se trasladaron a
la República Democrática Alemana.
Ella se casó con el arquitecto Jorge Dávalos (chileno), con
quien tuvo tres hijos, Sebastián, Francisca y Sofía. Terminó estudios en
medicina y en Chile se licenció como médica cirujana. Trabajó en una ONG de
protección a la infancia en la que buscaban y protegían a los hijos de
detenidos y desaparecidos de Santiago y Chillán.
En los años 90’ se incorporó a la Comisión Nacional del SIDA,
pero empezó a tener responsabilidades en el ámbito político, pues cuatro años
más tarde, hacía parte del equipo del Ministerio de Salud como asesora de
atención primaria y gestión de servicios de salud.
Entonces las relaciones
entre el mundo civil y militar se normalizaban y por ello, decidió hacer un
curso de estrategia militar con una beca en estudios especializados en defensa
militar en Washington. Al regresar a Chile en 1998, se incorporó al Ministerio
de Defensa.
En el 2002 fue titular del Ministerio de Defensa, un cargo que
ocuparía una mujer por primera vez en América Latina. Ella impulsó planes de
modernización de Fuerzas Armadas (FACH) e introdujo la igualdad de género en
las fuerzas de seguridad, también hubo reforma en el servicio militar
obligatorio.
Michelle renunció para prepararse para elecciones presidenciales
en las que sorprendió, pues en primera vuelta se impuso con un (45,9%) dada a
conocer en diciembre de 2005.
Desde la reinstauración de la democracia, el centro izquierda
chileno tenía la potencia en Senado y comicios electorales. En la segunda
vuelta del 15 de enero de 2006 logró una victoria del 53,49% frente a su rival
Sebastián Piñera con un 46,51%.
Para amar no hay condiciones. Para seguir avanzando hacia un Chile inclusivo, hoy firmé el proyecto de Ley de #MatrimonioIgualitario.
El 11 de marzo de 2006 su predecesor le impuso la banda presidencial, mientras su país aún presentaba vestigios de tradición conservadora, machista y clerical.
En su discurso de posesión, expresó: “Soy mujer, socialista,
divorciada y agnóstica”. Igualmente, prometió poner en marcha su programa de
gobierno de cien días con reformas en áreas como el sistema electoral y
seguridad social. Bachelet agregó: “La
política entró a mi vida destrozando lo que más amaba. Porque fui víctima del
odio, he consagrado mi vida a revertir su garra y convertirlo en comprensión,
tolerancia y, por qué no decirlo, en amor”.
En los primeros cien días cumplió las 36 medidas que prometió
durante campaña electoral. Dentro de esas estaban: un nuevo sistema
previsional, la reforma de la educación preescolar y una mejora de la calidad
de vida en las ciudades.
Se pronunció sobre la Ley Orgánica Constitucional de Educación
(LOCE), que significó el primer obstáculo de peso para su gobierno. El paro de
los estudiantes de secundaria (mayo), la posterior remodelación del gabinete
(julio) y las críticas al diseño del nuevo sistema de transportes de Santiago
("crisis del Transantiago", primeros meses de 2007) provocaron que
descendiera el índice de aceptación de su imagen, que bajó del 60% inicial al
54%.
Ganó prestigio internacional con la incorporación de Chile a la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en enero de
2010. También se desempeñó como presidenta pro tempore de la Unión de Naciones
de América del Sur (Unasur) en el 2009.
Foto: Xinhua/Colprensa |
Ella tuvo una aceptación alta por parte de la ciudadanía chilena
(80%) que se adjudicó a la estabilidad económica gracias a exportaciones de
cobre y el carisma de la mandataria.
Cuando terminó su presidencia, se incorporó a la ONU para la
Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (conocida como ONU Mujeres).
Ese mismo año, anunció su nueva candidatura donde logró en primera vuelta un
46,7%.
Su contrincante entonces era la candidata de la derechista
Alianza, Evelyn Matthei, que obtuvo un 37,38% en segunda vuelta frente a un
62,16% de Bachellet; así logra llegar al mandato el 11 de marzo de 2014 que se
extiende hasta el 2018.
Para el portal BBC Mundo, ella es categorizada como: “La candidata de la Nueva
Mayoría –la coalición de socialistas, comunistas y democracia cristiana que
sustituyó a la Concertación”, pues tiene una herencia del primer gobierno donde
empatizó con la ciudadanía.
Para El País, ella tuvo un nuevo discurso que vino acompañado de
los principales reclamos de los
movimientos sociales que se manifestaron durante su mandato y, especialmente,
bajo el gobierno del pasado presidente, Sebastián Piñera.
El Mundo la catalogó como
una de las mujeres más influyentes de América Latina con la transformación de
su país y las reformas que llevan a la mejora social. Mientras ABC, refuerza el
mensaje que envía la mandataria para impedir y proteger a los afectado de la
violación de derechos humanos que sobreviven de las épocas militantes.