El Triste descenso del rock

La décimo novena versión de Rock al Parque que se realizó el pasado fin de semana tuvo la menor asistencia registrada.

Del 29 de junio al 1 de julio se llevó a cabo el festival gratuito más importante de Latinoamérica en el parque Simón Bolívar en el que se presentaron alrededor de 65 bandas a nivel distrital, nacional e internacional, evento al que asistieron 250.000 personas.

La polémica que generó la poca asistencia en muchos medios se resume como la  falta de apoyo por parte del público a las bandas, y para otros es la baja calidad de los grupos que se presentaron. En esta edición se dio relevancia al talento nacional pero la culpable es la fama que tiene R.A.P. de unos años para acá cuando los cierres los hacían grupos internacionales que no representaban rock y a pesar de críticas se reiteraba tal acto.

Desde entonces el público se resiste a participar del evento que es acusado de manera continua por invitación de músicos que tienen nexos familiares con organizadores, hecho que sigue en discusión y suposición.

Ahora bien, la asistencia el día sábado fue mayor debido a la presentación de bandas como Symphony X, Cannibal Corpse, Havok y Masacre. Mientras el día domingo solo 2.500 personas presenciaban la banda Living Colour y el lunes la asistencia aumentaba a las 5:30 de la tarde.
                                
Por otra parte, el Canal Capital estuvo presente para la transmisión del evento como es habitual pero esta vez los especialistas en el tema aportaron datos y entrevistas interesantes; al igual que la opción streaming de Orbita rock junto a IDARTES con el escenario Eco.

Igualmente el proyecto ambiental Campaña Cero de la Alta Consejería Distrital TIC, IDARTES y  UAESP (Unidad Administrativa de Servicios Públicos), tuvo como resultado la recolección de 700 kilos de residuos electrónicos.


Finalmente, es claro que el festival necesita limpiar su imagen, buscar medios para promocionar bandas antes, durante y después del evento, organizar una gestión publicitaria y mejorar las relaciones públicas, además de evitar los beneficios para diversos grupos y medios de comunicación; como conclusión, se debería escuchar más al público que necesita disfrutar de un festival con calidad musical.