El
auge digital ha permitido una mayor difusión de la información, lamentablemente
muchos se han aprovechado de estas herramientas para generar caos y pánico en
la sociedad.
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El auge de las noticias falsas. Foto: Creative commons |
La
columnista del diario colombiano El
Espectador, Carolina Botero Cabrera, expresó en su más reciente publicación
hecha el pasado ocho de febrero en el portal web, cómo hemos sido víctimas de
información que tiene como único fin engañar y confundir al público con
noticias falsas de interés público.
Este
incremento de noticias falsas conocidas como “Fake News” se ha vuelto un dolor de cabeza para todos, porque el
resultado de éstas se evidencia en el impacto político y social de un país;
incluso la autora resalta hechos como: el brexit, el plebiscito y la elección
de Trump como presidente de Estados Unidos.
Todo
esto asociado a la posverdad, la época que vivimos donde la desinformación es
usada como herramienta electoral y conflicto político dentro de una sociedad.
Incluso la Revista Time, publicó un artículo llamado: “¿La verdad está muerta?” en el que refleja la delicada situación
con la que se topa el periodista, luego de los “rumores” que se difunden en las
redes sociales y que por falta de rectificación, llegan a los medios de
comunicación.
Según
el periodista del diario francés ‘Liberation’,
Fabien Leboucq en entrevista para France24, el origen de estas noticias
recae en los comunicadores, pues en ellos está la verificación del contenido
para evitar la réplica de falsedad, además sugiere que dentro de las falsas
noticias, también están los rumores de líderes políticos con intereses propios
de por medio.
Incluso
la información se ha divulgado desde pequeñas aplicaciones, como la cadena de
mensajería más grande a nivel global: Whatsapp. Por este medio han circulado
cientos de cadenas con contenido alarmante en diferentes formatos como audio,
texto e imagen. Pero la autora, Botero, considera que no debe haber una
limitación de contenido en redes o cadenas de mensajería, para enfrentar este
fenómeno.
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Foto:pixabay/wokandapox |
Silenciar
o regular las “Fake news” sin evidencia en la efectividad de medidas podría
causar el efecto contrario a la intervención de las mismas. Primero con un
delegamiento de control en las empresas por parte de la persona encargada de
redes sociales.
Pero
estamos en Colombia y acá, a muchos les gusta tener todo “masticadito”, es
decir que no hay un compromiso a favor de la veracidad.
El
pasado jueves 8 de febrero se realizó el foro llamado ‘Periodismo con garra’
organizado por el Ministerio de
Tecnologías de la Información y Comunicaciones en conjunto con Foros Semana, en el que se hizo énfasis
del fenómeno que afrontan los periodistas en medio del desarrollo digital. En
éste, los periodistas: Cristina Castro (Semana), Daniel Moreno (Animal
Político), Esteban Lewin (La silla vacía) y el ministro David Luna, proponían
diversas maneras para afrontar la problemática.
Algunas
propuestas estaban centradas a la capacitación de usuarios donde los mismos
puedan verificar su contenido a primera vista con un pequeño paso a paso o
manual. Pues según un estudio del Pew
Research Center, se determinó que solo el 23% de adultos norteamericanos
comparte noticias falsas. Además los internautas tienden a buscar y creer
aquellos medios con ideas afines a las suyas.
Solo en
Europa, el 12% de población española es capaz de distinguir una “Fake new”,
según la Universidad Complutense de Madrid. Por otra parte, Sudamérica, tiene
un porcentaje de 7% de quienes identifican cada información, ya sea verdadera o
inventada.
También
se planteó una posible regulación estatal donde se pueda crear “un guardián” de
la información sin que “el engaño pueda estar protegido por la libertad de
expresión”. Sin embargo, en la Opinión Consultiva 5 de 1985, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos decreta: “Los Estados no estaban autorizados a establecer restricciones a la
libertad de expresión con la finalidad de proteger el principio de veracidad o,
finalidad de proteger al público de un posible engaño”.
El
periodista Luis Carlos Vélez se
pronunció sobre el periodismo digital, en una columna virtual en el sitio web
de El Espectador, durante el año 2017, en el que expresó: “Hoy por hoy lo que importa es el titular, el mensaje de Twitter con
cientos y miles de clics, la cadena en Whatsapp y los mensaje en Facebook. La
gente forma su opinión y posición a punta de rumores y mensajes en las redes.
La principal herramienta de divulgación del mensaje político es hoy por hoy el
teléfono celular”.
En la
era de la posverdad no importa si lo que se dice es verdad o se repita
constantemente, pues el internet lleva consigo una responsabilidad asociada a
redes, las cuales se traducen en elecciones y se concluye con una gran irresponsabilidad
directamente proporcional al espectáculo de la afirmación.
El
estudio Edelman, determina que son
los medios, un sector valorado detectado, que conducen a la pérdida de
confianza en los medios de comunicación tradicionales, los mismos que se
transforman gracias a las herramientas digitales. En el mismo estudio aparece
el número de países incluidos en la participación, en total fueron 28 y 22 los
que dieron respuesta negativa al mismo.
Cuando
se habla de comunicación, la posverdad influye en la decisión de usuarios donde
los hechos subjetivos influyen menos que las apelaciones a las emociones y
creencias personales. Por eso el término “Fake News” se enfatiza para describir
la distorsión deliberada de una realidad, para crear o modelar opinión pública
e influir en actitudes sociales.
Pero
¿qué bueno o malo hay en el alcance de las redes sociales?, es una pregunta
constante que muchos varias generaciones se hacen, desde Millenials y
generación Z hasta nuestros abuelos. Lo cierto es que éstas permitieron una
atomización de la información que antes estaba en manos de unos pocos, y que
ayudaron a que millones de ciudadanos sin voz pudieran expresarse o al menos la
ilusión de participación.
También
dieron voz a grupos inescrupulosos que sintieron la necesidad o “picardía” de
manipular y moldear la realidad a través de noticias falsas. Es así que
actualmente, los medios son un soporte para lectores y los profesionales son
los encargados de entregar veracidad a información con fuentes dudosa extraída
de las redes.
Pero
los periodistas no están solos en este camino hacia la verdad, las mismas redes
se pusieron en la tarea de filtrar comunicaciones virales como Facebook y la
plataforma web Google. Primero porque Facebook no se identifica como medio sino
como un lugar para poner en contacto a la humanidad y luego de las recientes
actualizaciones dirigidas por Mark
Zuckerberg, se quiere potenciar las comunidades temáticas para unir basadas
en afinidades.
Luego
de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en un comunicado por parte
de Tessa Lyons-Laing, directora de News
Feed (lugar donde se ven contenidos en Facebook) expresó: “Nos lo tomamos muy en serio. Es una de nuestras prioridades la difusión
de información correcta”. A partir de entonces, empezaron las campañas para
frenar la desinformación en diversas partes del mundo.
Ella agregó: “Sabemos
que las personas quieren ver información rigurosa en Facebook y nosotros
también. Las falsas noticias son dañinas para nuestra comunidad y hacen que el
mundo esté menos informado. Todos nosotros tenemos una responsabilidad para
frenas la difusión de noticias falsas”.
Facebook tiene tres competencias para lidiar con
la situación, que son: Fin de incentivos económicos para evitar el tráfico por
clic con intercambio monetario. Ellos se dieron cuenta del negocio que hay
detrás de las noticias falsas. Es por eso que en entrevista para El País de España, Tessa, comentó: “Si un titular llama la atención en Facebook,
los usuarios hacen clic y, sea cierto o no, el que lo publica se beneficia por
la publicidad albergada en la página pero ahora, cuando alguien haga clic en
algo sospechoso les vamos a dar ayuda para entender si eso es verdadero o
falso. Vamos a invitarlos a conocer cómo verificar”.
Agregó que trabajan en conjunto con la
organización sin ánimo de lucro llamada First Draft, quienes se dedican a
mejorar las normas de uso de internet. La herramienta incluye tips para
descubrir noticias falsas con url de la página web, las fuentes y artículos
relacionados.
Son varios los países que han tomado acciones
frente a la situación. En México, el Instituto
Nacional Electoral y Facebook firmaron un acuerdo con el que se quiere
evitar la propagación masiva de noticias falsas con fines propagandísticos y
lograr que los electores encuentren más y mejor información que les permita
ejercer su voto de manera correcta.
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Foto: geralt/pixabay |
Dentro de las acciones está el Botón electro
informado: donde hay información de medios certificados sobre proceso y
candidatos; materiales de apoyo como la verificación de fuentes y urls;
megáfono electoral, que será activo previo a la jornada electoral para invitar
a la población a participar de las mismas; transmisión de debates por Facebook
Live, como aprovechamiento del fenómeno de la televisión social; organización
de talleres, para medios digitales que deben conocer políticas de la plataforma
social y eliminar la inversión publicitaria en noticias falsas.
Igualmente, el periodista Andrés Jiménez creó una
aplicación para Facebook Messenger, llamada ‘Facterbot’, que verifica tres noticias por semana. Este comprobador
funciona como un chat en el que el usuario envía información para que sea
verificada.
Él tiene colaboradores que trabajan con contraste
de información. Buscan qué otros medios han hecho versiones de la noticia y
trata de encontrar alguno que nos sea familiar. La fuente citada también es un
indicador, en su chat, comentan: “Si
siempre se cita a una única fuente, puede tratarse de un artículo falso”.
Si un titular es demasiado agresivo o el texto
contiene faltas de ortografía o pésima redacción es otro indicador. Finalmente,
mirar el resto de artículos que publique el sitio web, cuánto más increíbles,
más posibilidades hay de que sea inciertas.
Otra propuesta que se viene haciendo en aulas de
clases de periodismo digital es el apoyo del centro cibernético de la Policía
de cada país. Pero eso dependerá de los recursos económicos destinados por
parte del Gobierno hacia la prevención de la difusión de estas noticias.
En
cuanto a la censura de noticias falsas, la Relatoría Especial para la libertad
de expresión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, señaló lo siguiente frente al tema: “Una interpretación correcta de las normas
internacionales, especialmente del Artículo 13 de la Convención Americana, nos
lleva a concluir que el derecho a la información abarca toda la información,
inclusive aquella que denominamos errónea, no oportuna o incompleta”. Por
eso, una posible censura de todo tipo de información que no tenga pruebas como un
debate político con opiniones subjetivas sería eliminada, lo cual crearía otro
problema.
Sobre
sanciones a creadores de este tipo de noticias, la Comisión también hace una
explicación que determina como incorrecto, pues conduce a la posible autocensura
de informantes que desean beneficiarse del intercambio de ideas.
La
doctrina de una información veraz representa un retroceso para la libertad de
expresión e información en el hemisferio ya que el libre flujo de información
se vería limitado a la calificación previa de la misma entre veraz o errónea,
lo que va en contraposición con la concepción amplia otorgada a este derecho
dentro del Sistema Interamericano.
En
Colombia, Werner Zitzman, director
ejecutivo de la Asociación Colombiana de
Medios de Información – AMI, en entrevista con Caracol Radio, se refirió a
los hechos dudosos que se deben tomar con desconfianza.
“La pedagogía es con la audiencia, aprender a
tener espíritu crítico con lo que se escribe y contar con fuentes fiables.
Contrastar la información con otros medios y dejar de convertirse en un ‘idiota
útil’ en hechos que no se ajustan a la moral”.
Y es
que nadie se salva, el papa Francisco, mandó un mensaje a los periodistas
durante la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se realizó
previo al evento de mayo llamado “La
verdad os hará libres”, en donde califica las “fake news” como verosímiles,
capciosas y de naturaleza mimética que se deben controlar con una simple
observación para comprender y explicar el verdadero valor y objetivo de la
comunicación.
Pues
desde épocas antiguas con faraones egipcios a grandes populistas del siglo XX,
se abusó de las audiencias engañándolas con falsedades. Por eso la verdadera
lucha está dentro de usuarios y comunicadores que aman su profesión para que se
dé fin a un aumento de divulgación de información incorrecta.
Referencias
bibliográficas